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28 abr 2018

Un camino hacia una vida simple

Sana las emociones y practica el arte de vivir despacio (slow living)

Cuando comenzó esta antología dos años atrás, aún vivía en la casa de mis papás, ahorraba más de la mitad de mi salario, había desarrollado unos buenos hábitos saludables, podía planear realizar muchas aventuras y conocer tantos lugares como quisiera (aún cuando no llevara todo a cabo), el tiempo me alcanzaba para muchas cosas y podía contarte súper seguido sobre todo lo que había aprendido de los lugares que había conocido. He estado perdida un poco porque muchas cosas han cambiado, y en el proceso he logrado aprender y reafirmar algo que quiero compartir contigo: la vida no consiste en acumular posesiones, la vida consiste en crecer cada día como persona, en aprender y mejorar creando experiencias, aventuras y buenos momentos.


No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón
– Mt 6:19-21 (DHH)

EL COMIENZO DE LOS CAMBIOS

Básicamente la historia de mis cambios comienza al decidir compartir mi vida al lado de otra persona, estaba a puertas de casarme tratando de empacar lo que creía era una «mini mudanza de libros y ropa que no llevaría mucho tiempo en organizar».

Fue la oportunidad perfecta para tres cosas:

1. hacer una gran depuración (medio usando el método konmari) para comenzar de cero con solo aquello que de verdad me gustara, me produjera felicidad y tuviera valor para mi,

2. darme cuenta que había gastado mucho en acumular ropa, zapatos, maquillaje, accesorios y cositas que nunca usaba (cuantos viajes y aventuras no hubiera podido tener con ese dinero!) y

3. comenzar a preguntarme en cada siguiente adquisición si estaba comprando algo que en realidad necesito, algo que le trae alegría a mi vida, algo que usaría en el largo plazo porque me queda bien o si al contrario el ítem en cuestión iba a terminar en el fondo de un cajón y yo con una deuda en la tarjeta de crédito.


El precio de algo es la cantidad de vida intercambiada por ello
– Henry David Thoreau

MENOS ES MÁS

Luego comencé mi vida de casada, con una lista mental de cosas de todo lo que se supone que una casa (por ahora en arriendo) debe tener: sala, comedor, mesas de noche, biblioteca, muchas sillas, muchas mesas auxiliares, mucha decoración, etc.

Sin embargo esa lista se fue aplazando al ir dando prioridad a los gastos que iban surgiendo y pasado el primer año fue la oportunidad perfecta para dos cosas:

1. darme cuenta que el comedor con cuatro sillas que teníamos era más que suficiente tanto para nosotros dos como para cuando recibíamos visitas, que el hecho de no tener mesas de noche nunca afectó en nada nuestra forma de vivir, que la sala en realidad nunca hizo falta, que los electrodomésticos que pensaba indispensables pero que no habíamos podido comprar nunca fueron necesarios, y

2. borrar la lista de mi mente pues en realidad no necesitábamos nada de eso para vivir bien, con el plus de que todo era mucho más fácil de limpiar!.


Menos es mejor. Menos significa que gastas menos. Necesitas menos almacenamiento. Necesitas una casa mas pequeña. Menos significa que te preocupas menos. Buscas las cosas menos. Estas menos abrumado por el desorden. Menos significa que eres más ligero. Eres más libre. Puedes enfocarte en cosas mejores. Menos significa que puedes viajar más rápido. Pasas menos tiempo con cosas y más tiempo haciendo cosas. Menos es más sostenible, más hermoso
– Leo Babauta

TODO ES CUESTIÓN DE PERSPECTIVA

Al mismo tiempo estaba en mi rol de aprender a «cómo ser una buena esposa/ama de casa/ingeniera que trabaja 8-a-5» y me comencé a llenar de preocupaciones, estrés y hasta descuidé mi salud porque no tenia tiempo para ser abnegada como mi único ejemplo: mi mamá.

Después de un auto análisis pasaron varias cosas:

1. Me di cuenta que nadie estaba esperando que fuera cómo mi mamá,

2. yo le estaba viendo el lado negativo a todo y

3. Tomé la decisión de vivir la vida de forma simple, practicando el arte de vivir despacio para disfrutar mas de los momentos, en ser más agradecida, más intencional, dedicar tiempo para mí, comer y dormir mejor, y compartir mas con quienes me rodean.


…En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿Cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?
– Mt 6:25-34 (DHH)

Ahora, viviendo finalmente en nuestro primer apartamento propio (con primera remodelación incluida), con lo realmente necesario, librándome de deudas y llena de agradecimientos puedo ver dos años de increíbles aprendizajes, un proceso en el que siento que enfocarme en lo realmente importante llevando una vida mas simple y feliz es posible.

Es momento de volver a tener muchas experiencias y descubrir muchos lugares para poder seguir dando muchos consejos y tips, y como la vida misma es una aventura a partir de ahora en esta antología incluiré un « diario de este camino hacia una vida más consciente e intencional ».

2 comentarios

  1. ¡Hola, Madeleine!
    Aquí Nela, de Casa Cambiante. Me encantó tu publicación, se nota que te salió del corazón. Además me inspira porque sé que en unos años (o meses...) yo podría estar viviendo una situación similar y es lindo leer a personas que ya lo han logrado. Yo tengo un apartamento en remodelación en este momento y cuando, finalmente viva en él posiblemente me veré tentada a comprar las mesitas y sillas de las que hablas. Espero recordar que no son necesarias.
    ¡Un abrazo!

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    1. Hola Nela! Que bueno tenerte por aquí y que chevere que te encantó la publicación! Con certeza te vas a antojar de muchas cosas, y vas a tener muchos planes en la cabeza para llenar tu apartamento de muebles, pero créeme que cuando empiezas poco a poco te darás cuenta de que no todo es tan necesario como estamos acostumbrados a creer. Un abrazo para ti!

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