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23 abr 2020

La ciudad del viento, parte 1


Planes, planes, a veces hacemos muchos planes, por mi parte anoto esos planes a futuro en mi bucket list, y sabiendo que el futuro no depende de nosotros veía un puntito tan embolatado que ya pensaba que no se iba a cumplir nunca: hacer un viaje sola. Pero finalmente se dió la oportunidad y tuve la fortuna de que el destino del viaje fuera la ciudad de los vientos, así que aquí comienza la aventura de 4 días en la ciudad de Chicago! Un itinerario donde traté de conocer casi todo lo que pude y sin compañía.

EL AEROPUERTO

Después de muchas horas en un avión, un ataque de claustrofobia y una escala en Houston, llegué al aeropuerto ORD (O'Hare International Airport) que me pareció bastante organizado. Allí pedí un lyft que me llevó al alojamiento.


Como era un viaje sola escogí alojarme en un hotel (que reserve con booking) y en cuanto la ubicación la escogí muy cerca del centro (en River North), porque, aceptemoslo, cuando uno quiere conocer un lugar lo mejor es estar cerca a todos esos puntos que debe conocer y generalmente todos quedan cerca del centro de la ciudad.

El hotel escogido fue el Hotel Felix, me pareció bastante adecuado en todo sentido, organizado, la habitación limpia y lo suficientemente tranquila, y el servicio muy recomendado. No era precisamente barato, pero en términos de ubicación era perfecto.


Llegué de noche así que realmente lo único que hice fue descansar.

DÍA 1, COMIENZA LA AVENTURA

El primer día oficial en Chicago me desperté muy temprano, me alisté y mi primer plan del día fue buscar un lugar para desayunar que fuera recomendado y al que pudiera ir caminando.


Salí y siguiendo las instrucciones de google maps caminé por toda N Clark Street, crucé uno de los puentes sobre el río y llegué a una zona de rascacielos que a mi parecer era bastante financiera y de negocios donde en una esquina encontré un lugar llamado Goddess and the Baker, y mi primera impresión fue que era un lugar espectacular!, justo la definición de esos pequeños lindos lugares que tanto me gustan, y la carta?, perfecta!, la combinación de panadería, café, productos veggies, arte latte, todo!.

Mi pedido: unas tostadas de aguacate con huevo, y una deliciosa golden milk.

Al salir de ese sitio maravilloso, me dispuse a gastarme varias horas caminando por toda la zona alrededor del río, estaba bastante nublado pero la inmensidad de los edificios era increíble, la arquitectura, la vista del río, los puentes de película, etc.


Luego me dirigí hacia Michigan Avenue, y por toda esa avenida hacia E Randolph en cuya esquina está el Centro Cultural de Chicago. El Centro Cultural fue inaugurado en 1897 inicialmente como biblioteca, la entrada es totalmente gratis, y lo que mas me gustó fue su arquitectura, la gran escalera, los tapetes, los amplios salones y por supuesto las cúpulas. El Centro Cultural es el lugar de recepción oficial donde el alcalde se reúne con aquellos visitantes que llegan a la ciudad.


Chicago es una ciudad demasiado interesante sobre todo en términos arquitectónicos, todo se debió a un incendio que la destruyó en 1871 el cual hizo posible que varios arquitectos de renombre se dirigieran allí a reconstruirla.


Al salir hacia frío y me topé con una coffee shop, Intelligentsia.

Así que entré, pedí un americano (el mejor que he tomado) y una chocolate firecake donut.

Caminé por la zona, y luego me dirigí hacia el este, hasta llegar al rascacielos Willis Tower (antes conocido como Sears Tower), de 442 metros de altura, donde se encuentra el famoso mirador Skydeck Chicago, que funciona desde 1974 y en el cual puedes entrar a unas "cajas" para tener una vista de la ciudad bajo tus pies (literal). La entrada cuesta USD $26, pero yo compré el Chicago Citypass (USD $109) que me permitía visitar otras 4 atracciones por menor valor que si comprara cada una de las entradas por separado (me ahorré como USD $44).


Luego de las vistas increíbles, caminé hacia el Banco de la Reserva Federal de Chicago, uno de los doce bancos regionales de Estados Unidos, y entré al Museo del Dinero, la entrada es gratis y te puedes tomar una foto con un millón de dólares en billetes de 100!.


Dentro del museo se aprenden cosas interesantes, como la historia de los dólares americanos, que el Banco de la Reserva Federal participa en la formulación de la política monetaria nacional y juegos que te permiten interactuar participando de dicha formulación, o que una de sus funciones es supervisar a los bancos parte del Sistema de la Reserva Federal y prestar servicios de procesamiento de cheques y pagos vía electrónica.


Al salir de allí me dirigí a una de las famosas pizzerias de la ciudad: Lou Malnati's. No pedí la famosa deep dish pizza, pero si una opción gluten free que me pareció deliciosa.


El plan perfecto para terminar el primer día en la ciudad de los vientos.


Caminé por los lados del río antes de atravesar, admiré el reflejo de la ciudad y llegué al hotel.


DÍA 2, DOWNTOWN

El segundo día compré un pase de transporte público para recorridos ilimitados por tres días (USD $20), así que tomé un bus que me llevará hacia el centro específicamente la zona del Wrigley Building pasando por la famosa Michigan Avenue.


El Wrigley Building es un blanco edificio de oficinas (con dos torres unidas por un puente) que está ubicado justo antes de cruzar el Chicago River sobre la avenida, fácilmente reconocible por su torre del reloj y su arquitectura colonial española. Fue completado en 1924.


La famosa Michigan Avenue tiene parte de una zona denominada Magnificent Mile, justo al norte del Chicago River donde hay una mezcla de tiendas, restaurantes, tiendas de diseñador, edificios de oficinas y hoteles.

La mitad del día consistió en recorrer esa zona de la ciudad, entrar a cada una de las tiendas de la avenida, y luego de recorrer la zona, de camino al hotel subí hacia el norte cruzando por el puente de N Clark, allí encontré un pequeño lugar llamado Bodega con una opción de postres bastante antojadora.


Efectivamente no solo me antojé sino que terminé comiendo un churro y un chai latte. Luego me fuí al hotel toda la tarde para alistarme y así en la noche salir (en transporte público) a ver tocar en vivo por primera vez a mi banda favorita: «metric», la principal razón de toda está aventura.

No saben la dimensión de sueño cumplido haber visto a Emily, James, Joshua y Joules tan cerca (no tenia a nadie que me tapara la vista), y poder cantar a gritos todas las canciones que me han acompañado desde mis 16 años


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