Social icons

Seamos honestos con nosotros mismos

Sana la codependencia, las emociones y practica el arte de vivir despacio (slow living)


Nuestra relación con nosotros mismos es la relación más importante que necesitamos mantener. La calidad de esa relación determinará la calidad de nuestras otras relaciones.

Cuando podamos decirnos a nosotros mismos cómo nos sentimos y podamos aceptar nuestros sentimientos, podremos decírselo a los demás.

Cuando podamos aceptar lo que queremos y necesitamos, estaremos listos para que se satisfagan nuestros deseos y necesidades.

Cuando podamos aceptar lo que pensamos y en lo que creemos y lo que para nosotros es importante, podremos comunicárselo a los demás.

Cuando aprendamos a tomarnos en serio a nosotros mismos, los otros también lo harán.

Cuando aprendamos a reírnos acerca de nosotros mismos, estaremos listos para reír con los demás.

Cuando hayamos aprendido a confiar en nosotros mismos, seremos dignos de confianza y estaremos listos para confiar.

Cuando podamos sentir gratitud por lo que somos, habremos conseguido amarnos a nosotros mismos.

Cuando hayamos logrado ese amor propio y aceptado nuestros deseos y necesidades, estaremos listos para dar y recibir amor.

Cuando hayamos aprendido a pararnos sobre nuestros pies, estaremos listos para pararnos al lado del alguien.

Hoy me concentraré en tener una buena relación conmigo mismo.
– Melody Beattie

Café Banna: Pequeños lindos lugares que debes visitar

Cafe Banna es uno de los cafes en Bogota

Café Banna, la marca de café que tiene el osito en el logo, está estrenando un muy lindo espacio en una de las casas insignia del barrio Quinta Camacho. Y que bueno porque ahora no solo podemos disfrutar de sus cafés de especialidad preparados por ellos mismos sino acompañarlo de deliciosas opciones de panaderia artesanal.

Recuperación

El lenguaje del adios Melody Beattie


Qué fácil es culpar a los demás de nuestros problemas. «Mira lo que él está haciendo» «Mira cuanto he esperado» «¿Por qué ella no me llama?» «Si tan solo él cambiara, yo sería feliz». Con frecuencia, nuestras acusaciones son justificadas. Probablemente nos sentimos dolidos y frustrados.

En esos momentos podemos empezar a creer que la solución a nuestro dolor y frustración está en que la otra persona haga lo que queremos o que las cosas resulten como lo deseamos. Pero estas ilusiones autoderrotistas colocan el poder y el control de nuestra vida en manos de otras personas. A esto le llamamos codependencia.

La solución válida a nuestro dolor y frustración, es reconocer nuestros propios sentimientos. Sentimos la ira, la pena; luego dejamos ir nuestros sentimientos y encontramos la paz, en nuestro interior. Sabemos que nuestra felicidad no la controla otra persona, aunque nos hayamos convencido de ello. A esto le llamamos aceptación.

Después decidimos que aunque nos gustaría que nuestra situación fuera diferente, tal vez nuestra vida esté transcurriendo de esta manera por alguna razón. Quizá esté en juego un propósito y un plan superiores, uno mejor que el que nosotros podríamos haber orquestado. A esto le llamamos fe.

Después decidimos lo que necesitamos hacer, qué está dentro de nuestro poder para cuidar de nosotros mismos. A eso se le llama recuperación.

Es fácil señalar con nuestro dedo a otra persona, pero es más recompensante señalar suavemente con él hacia nosotros mismos.

Hoy viviré con mi dolor y frustración, lidiando con mis propios sentimientos.
– Melody Beattie

Impotencia e ingobernabilidad

Sana la codependencia, las emociones y practica el arte de vivir despacio (slow living)


La fuerza de voluntad no es la clave para lograr el modo de vida que estamos buscando. El sometimiento lo es.

«He pasado gran parte de mi vida tratando que la gente sea, haga o sienta algo que no es, que no quiere y que escoge no sentir. En ese proceso la he vuelto loca y me he vuelto loca yo misma», dijo una mujer en recuperación.

«Me pasé la niñez tratando de hacer que un padre alcohólico que no se amaba a sí mismo fuera una persona normal que me amara. Luego me casé con un alcohólico y me pasé una década tratando de hacerlo dejar de beber.»

«Me he pasado años tratando de hacer presente para mí a gente que no está disponible emocionalmente.»

«Me he pasado mas años aún tratando de hacer felices a miembros de la familia, que están contentos sintiéndose desdichados. Lo que estoy diciendo es esto: me he pasado gran parte de mi vida tratando desesperadamente y en vano de hacer lo imposible y sintiéndome un fracaso al no haberlo podido hacer. Es como haber estado sembrando maíz y tratando de que de las semillas salgan chícharos. ¡No funcionará!»

«Al someterme a la impotencia, gano inteligencia suficiente para dejar de seguir desperdiciando mi tiempo y energía tratando de cambiar y de controlar lo que no puedo cambiar ni controlar. Esto me da permiso para dejar de estar tratando de hacer lo imposible y concentrarme en lo que sí es posible: ser como soy, amarme a mí misma, sentir lo que siento y hacer con mi vida lo que quiera».

En la recuperación aprendemos a dejar de pelear contra los leones, simplemente porque no podemos ganar. También aprendemos que, cuanto más nos concentremos en controlar o en cambiar a los demás, más ingobernable se volverá nuestra vida. Cuanto más nos concentremos en vivir nuestra propia vida, más tendremos una vida por vivir y más gobernable se volverá nuestra vida.

Hoy admitiré la impotencia donde no tengo poder para cambiar las cosas, y le permitiré a mi vida volverse gobernable.
– Melody Beattie


Biblias softcover de Alabaster
Libro The Kinfolk Home de Kinfolk
Botella con corcho de Ikea

Confiemos en nosotros mismos

Sana la codependencia, las emociones y practica el arte de vivir despacio (slow living)


Muchos de nosotros creíamos que hacer caso a las palabras de Dios o de nuestro Poder Superior significaba seguir reglas rígidas, un libro de instrucciones para la vida.

Muchos de nosotros ahora creemos otra cosa.

Las reglas rígidas, las instrucciones sin fin, la exhortación a la perfección, no son las palabras que murmura nuestro Poder Superior.

Las palabras de Dios a menudo son esas calmadas, pequeñas palabras que llamamos intuición o instinto, que nos van conduciendo y guiando adelante.

Somos libres de ser como somos, de escucharnos y confiar en nosotros mismos.

Somos libres de escuchar las gentiles, amorosas palabras de un Poder Superior, las palabras murmuradas a nosotros y a través de cada uno de nosotros.

Hoy, ayúdame, Dios mío, a dejar ir las reglas rígidas basadas en la vergüenza. Escogeré la libertad par amar, para escuchar y para confiar.
– Melody Beattie


Base pc de Ameno
Con tecnología de Blogger.