Caminando entre lo clásico y moderno de Helsinki, parte 2
finlandia
En la primera parte del itinerario de 3 días en Helsinki, compartí la fascinante historia de esta ciudad donde es notoria la armonia entre el pasado y el presente. La profunda influencia sueca es evidente en la dualidad lingüística de los nombres de lugares, un testimonio vivo de su historia bicultural. La huella del imperio ruso también permanece en la arquitectura de la ciudad, manifestándose en sus construcciones monumentales.
Ahora, continuemos el recorrido por los siguientes dos días de mi viaje para que conozcas más tesoros de esta cautivadora capital nórdica.
Día 2: Arte, arquitectura y un museo en Espoo
El segundo día lo dediqué al arte y la arquitectura. Me levanté muy temprano, me alisté con las mil capas de ropa térmica, y desayuné el increible desayuno del hotel Scandic Helsinki Hub.![]() |
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Luego me fui caminando hacia el Museo Kiasma, un museo de arte contemporáneo con una arquitectura distintiva de Steven Holl. Inaugurado en 1998, Kiasma representa una de las obras más emblemáticas de la arquitectura contemporánea en Finlandia, cuyo nombre proviene de la palabra "quiasma", un término que describe el cruce de caminos o ideas, simbolizando la intersección entre arte y público.

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Al frente, contemplé el Edificio del Parlamento (Eduskuntatalo/ Riksdagshuset), símbolo de la democracia finlandesa con su imponente fachada de granito. Construido entre 1926 y 1931 por el arquitecto Johan Sigfrid Sirén, este edificio representa la independencia finlandesa conseguida en 1917 tras siglos bajo dominio sueco y ruso. Sus 14 columnas corintias y su estilo neoclásico reflejan la solidez de la joven democracia finlandesa.
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Paseé por Etu-Töölö, un barrio que destaca por su arquitectura funcionalista y ambiente residencial, donde se ven sobre todo edificios residenciales altos dispuestos en bloques. Desarrollado principalmente en las décadas de 1920 y 1930, este distrito es un excelente ejemplo del urbanismo finlandés de entreguerras, cuando el país buscaba crear una identidad arquitectónica nacional tras su independencia. Muchos de sus edificios fueron diseñados por arquitectos influyentes como Alvar Aalto.
Después caminé en dirección a la estación Kamppi, para tomar el metro hacia la ciudad de Espoo. Kamppi, originalmente un área industrial y de almacenes, se ha transformado en uno de los centros comerciales y de transporte más importantes de Helsinki, mientras que Espoo, la segunda ciudad más grande de Finlandia, ha evolucionado de ser un tranquilo municipio rural a convertirse en un centro tecnológico y educativo.
Una vez en Espoo caminé unos cuantos kilómetros hasta llegar al EMMA (Espoo Museum of Modern Art), donde probé la tradicional sopa de salmón, un plato perfecto para el clima lluvioso del día. Este museo se encuentra ubicado en el edificio WeeGee, una antigua imprenta diseñada por el arquitecto Aarno Ruusuvuori en 1964 y es uno de los museos de arte más grandes de Finlandia, con más de 5.000 metros cuadrados de espacio expositivo.

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Después de admirar todas las obras del lugar, me devolví hacia la estación para tomar el metro de regreso a Helsinki y me bajé cerca de la Plaza de Amos Rex donde pude observar el atardecer. Aunque no entré al museo subterráneo Amos Rex, admiré sus cúpulas de concreto emergiendo del suelo pues son una obra de arte por sí mismas. Inaugurado en 2018 tras una renovación de muchos millones de euros, este museo representa la apuesta de Helsinki por reinventar los espacios urbanos tradicionales. Las distintivas cúpulas con claraboyas que emergen en la plaza Lasipalatsi permiten que la luz natural ilumine las galerías subterráneas, creando un paisaje urbano único que ha sido reconocido internacionalmente por su innovación arquitectónica.

Día 3: Cafés, barrios encantadores y despedida
Mi último día comenzó en Kaartinkaupunki, un barrio elegante de edificios históricos. Este distrito, cuyo nombre significa literalmente «Barrio de la Guardia», debe su nombre a los cuarteles militares que albergaba durante el periodo del Gran Ducado de Finlandia (1809-1917), cuando el país estaba bajo dominio ruso. Hoy es conocido por sus elegantes edificios de estilo neorrenacentista y art nouveau, muchos construidos a finales del siglo XIX cuando Helsinki experimentaba un auge urbano impulsado por la industrialización.Volví a la Plaza del Senado (Senaatintori/ Senatstorget), esta vez bajo la lluvia, que le daba un aire melancólico. Un dato curioso de este lugar es que, a pesar de su apariencia rusa, la plaza se convirtió en un símbolo de identidad finlandesa tras la independencia en 1917, y fue aquí donde se izó por primera vez la bandera finlandesa.
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Me refugié en Café Clé, un pequeño y encantador lugar ubicado en el barrio Kruununhaka donde conocí a sus dueñas brasileras, con quienes practiqué mi portugués y luego disfruté de un capuccino mientras hacía journaling. Kruununhaka (que significa «Corona» en finés) es uno de los barrios más antiguos de Helsinki, donde residía la élite finlandesa durante el periodo imperial. Sus calles empedradas y edificios históricos conservan la esencia del Helsinki del siglo XIX. Un dato poco conocido es que muchas de sus casas tienen patios interiores secretos, conocidos como «piha», que servían como espacios comunitarios para los residentes.
Más tarde, exploré Torkkelinmäki, un barrio de ambiente tranquilo, y almorcé en Harju 8, donde claramente pedí salmón, uno de los pilares de la gastronomía finlandesa (por si aún no te habias dado cuenta). Torkkelinmäki, ubicado en el distrito de Kallio, tiene una historia fascinante: originalmente era un barrio obrero construido a principios del siglo XX para albergar a los trabajadores de las fábricas cercanas. Durante décadas fue considerado un área humilde, pero desde los años 90 ha experimentado un proceso que lo ha transformado en un lugar bohemio y alternativo.
Después tomé el metro y me fui hacia Lapinlahden Sairaalan Puisto, un parque donde el paisaje invernal me sorprendió. Este lugar tiene una historia particularmente interesante: el edificio principal fue el primer hospital psiquiátrico de Finlandia, diseñado por Carl Ludvig Engel en 1841. Después de su cierre en 2008, el complejo se transformó en un centro cultural y el parque circundante se convirtió en un espacio público. Los finlandeses tienen una relación especial con la naturaleza que se remonta a sus antiguas creencias paganas, donde los bosques eran considerados lugares sagrados. Helsinki se caracteriza por su mezcla de diseño, historia y naturaleza, y en este barrio pude admirar completamente esta integración armoniosa que define el espíritu finlandés.
Finalmente, regresé al hotel para preparar mi equipaje y partir hacia el aeropuerto, lista para mi largo viaje de regreso a Bogotá, con escalas en Londres y Turquía, y el corazón lleno de recuerdos inolvidables de la ciudad.
Me faltó visitar los famosos saunas Löyly (la cultura de sauna en Finlandia tiene más de 2000 años de historia y está profundamente arraigada en la identidad nacional) y conocer la biblioteca Oodi (este país tiene una de las tasas de alfabetización más altas del mundo y posee el mayor número de bibliotecas per cápita en todo el planeta), así que ahora tengo razones para volver. Para mí, visitar esta ciudad fue un sueño cumplido.
¿Has viajado solo a algún destino nórdico? ¿Qué lugar de Helsinki te gustaría visitar? ¡Déjame tus recomendaciones en los comentarios!
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